Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo. Benjamin Franklin.

sábado, 1 de diciembre de 2012

El zoquete: ese gran desconocido.

Una vez terminada la "semana Pennac" creo que es conveniente reflexionar sobre todo lo que nos ha aportado este libro.

Al principio, para ser sincera, se me hizo un poco cuesta arriba este libro. Pennac tiene una manera de redactar muy particular, muy diferente a cualquier otra que haya leído antes, y me costó conectar con él. Pero una vez que te acostumbras, te das cuenta de que lo verdaderamente importante no es cómo cuenta las cosas, sino lo que cuenta.

Hay muchos libros que hablan del mal alumno, como es, como captar su interés, como convertirlo en un alumno ejemplar, pero nadie habla desde la perspectiva del mal alumno. Hasta que llegó Pennac. Por primera vez, un zoquete iba a hablar de su experiencia. Y de cómo dejó de serlo.

Esto fue lo que me llamó la atención del libro, y, entre otras cosas, lo que más me ha aportado: El conocimiento del mundo del zoquete. Yo nunca he sido una mala alumna. Mis padres nunca han tenido problemas conmigo, por lo que, desconozco totalmente ese mundo. Pero, como todos, yo he tenido compañeros en clase a los que se les puede designar perfectamente con el término "zoquete".

Hasta la lectura de Mal de escuela, para mí, la gran mayoría de estos zoquetes, eran inaguantables. Consideraba que si no hacían los deberes era porque no les daba la gana o si hacían comentarios estúpidos en clase era porque no tenían educación alguna. Pennac me ha enseñado que, tras ese comentario estúpido, hay alguien que está pidiendo que le atiendan, que, tras esos deberes en blanco, hay alguien frustrado por haber estado horas delante del cuaderno y no haber conseguido hacer nada.

Mal de escuela nos muestra diferentes situaciones con las que nos podemos identificar. Recuerdo que, cuando mis profesores realizaban una pregunta día sí, día también, y alguien no sabía responder, pensaba que lo hacía aposta. Nunca  me paré a pensar que el problema era mayor. También me he identificado con otras partes del libro, como cuando los alumnos de Pennac competían entre ellos para ver quién recitaba tal poema. Como indiqué en el post posterior, en mi clase hacíamos lo mismo.

Quiero resaltar una parte que me llamó mucho la atención y me ha hecho reflexionar: A Pennac le salvaron los libros. A pesar de que en su casa se leía mucho, él empezó a leer porque, en aquel entonces, estaba mal visto, de hecho, estaba prohibido. Necesitaba un mundo, y, como el de los libros estaba prohibido, fue ese. Me pregunto si los Maximilien de hoy en día, esos zoquetes llevados al extremo, los que fuman, beben y se drogan, necesitaban un mundo, y el prohibido era ese, uno que, a diferencia del de Pennac, no les salvará.

Daniel Pennac me ha aportado mucho, y, como indica Víctor en su blog, considero que Mal de escuela es mucho mejor que cualquier libro de texto que trata el tema de la educación.



 


















Imagen cogida del blog aupaedurne se va de paseo. Sería interesante que le echarais un vistazo, ya que se explica el significado de esta viñeta.

3 comentarios:

  1. Sí que es cierto que no hay alguien mejor para contar una tema, que aquella persona que lo ha vivido.
    Y a tu afirmación de que este libro te ha aportado mucho... ¿Qué aspectos crees que te ha reforzado y te ha hecho mejorar? ¿Que otros aspectos que tenias olvidados y nunca los hubieras tenido en cuenta te han surgido?

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    1. Pennac me ha enseñado como se vive el problema desde dentro. Lo que yo antes consideraba holgazanería o "chulería" no es más, en realidad, que frustración por no poder seguir el ritmo de los compañeros, por no poder hacer los deberes, por no sentirse "valido" para ello. Sinceramente, sin este libro, no creo que me hubiera parada a pensar en todos los problemas que puede tener el "mal alumno", y, por supuesto, no habría llegado a la conclusión de que nosotros, los profesores (más bien, futuros profesores), somos capaces de salvarles, como hicieron con Pennac.

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  2. Con respecto a lo que dices de los Maximilien de hoy en día, pienso que ante la frustración de no serntirse útiles, intentan mostrarse diferentes y especiales en algo.
    A veces me pregunto si el reivindicarse de esa manera tiene que ver con que ellos mismos observan día a día que casi todo el mundo les juzga, con lo que intentan llamar la atención, gritando: "¡Oye, estoy aquí!" Y es verdad que probablemente, cuando intentes ayudarle o darle un consejo, lo único que vayas a recibir sea un insulto, pero pienso que en el fondo de sus corazones no es eso lo que quieren; simplemente, desean que alguien les quiera y luche por ellos.

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